Con este título celebramos el 21 de marzo, Día Mundial de la Poesía de 2018 en el CC Delicias.
Seleccionamos una serie de poemas y sencillamente los colgamos de hilos de lana para que quedaran a diferentes alturas, siempre accesibles a diferentes personas.
Fue muy interesante observar la sorpresa de quienes entraban en el CC. Fueron muchas las personas que se quedaron a leer los poemas, yendo de una a otra y haciendo sugerencias para futuras colaboraciones.
Contents
Poemas
El primo
Bendito sea el primo
–el que llamamos “primo”–
El que llega temprano,
El que trabaja mucho,
El que hace lo del otro
-y lo suyo-.
El que cede el asiento,
El que gana la bronca,
El que pierde en el mus…
¡Oh, tierra,
Que tu hermana la Luna se case con el primo que llegue,
A ver si con el cruce de primos y lunistas,
Nacen primos y primos,
Tantos primos,
Como el planeta tierra necesita!
Gloria Fuertes
En el árbol de mi pecho
En el árbol de mi pecho
Hay un pájaro encarnado.
Cuando te veo se asusta,
Aletea, lanza saltos.
En el árbol de mi pecho
Hay un pájaro encarnado.
Cuando te veo se asusta,
¡eres un espantapájaros!
Gloria Fuertes
Ya ves qué tontería
Ya ves qué tontería,
Me gusta escribir tu nombre,
Llenar papeles con tu nombre,
Llenar el aire con tu nombre;
Decir a los niños tu nombre,
Escribir a mi padre muerto
Y contarle que te llamas así.
Me creo que siempre que lo digo me oyes.
Me creo que da buena suerte:
Voy por las calles tan contenta
Y no llevo encima nada más que tu nombre.
Gloria Fuertes
En la guerra comíamos…
De extraordinario,
Piltrafas con patatas o con arroz
Los domingos,
En el colectivo comedor.
Los lunes,
Lentejas rellenas
De cucarachas pequeñas.
¡Nada de qué horror!
El horror era
Que se estaban matando alrededor.
Gloria Fuertes
La vaca estudiosa
Había una vez una vaca
En la quebrada de Humahuaca.
Y a pesar de que ya era abuela
Un día quiso ir a la escuela.
Se puso unos zapatos rojos,
Guantes de tul y unos anteojos.
La vaca, vestida de blanco,
Se acomodó en el primer banco.
La vio la maestra asustada
Y dijo: estás equivocada.
Y la vaca le respondió:
¿por qué no puedo estudiar yo?
Los chicos tirábamos tiza,
Y nos moríamos de risa.
La gente llegó muy curiosa
Para ver a la vaca estudiosa.
La gente llegaba en camiones,
En bicicletas y el aviones.
La vaca, sola en su rincón,
Rumiaba sola la lección.
Un día toditos los chicos
Se convirtieron en borricos.
Y en aquel lugar de Humahuaca,
La única sabia fue la vaca.
María Elena Walsh
Habría que escribirlo en las paredes
Un lapicero, un bloc con un paisaje
Supuestamente hermoso. Es suficiente.
Cien hojas de colores, cien poemas,
Quién sabe qué cien cosas. Cien lamentos
O cien palabras tontas. Veinte duros
Por todo verdaderamente es poco.
Apunto en mi cuaderno:
Los poetas son pobres
Pero la poesía es el mayor tesoro.
Y voy y me lo creo. En la televisión
Del bar en donde escribo, un reportaje
Sobre el mercado laboral en India:
Cien niñas encolando cien cuadernos
Con hojas de colores. Cien infiernos
Profundos en la tierra.
Habría que escribirlo en las paredes.
José Fdez. de la Sota
Un gato en un piso vacío
Morir, eso no se le hace a un gato. Porque, qué puede hacer un gato En un piso vacío. Trepar por las paredes. Restregarse entre los muebles. Parece que nada ha cambiado Y, sin embargo, ha cambiado. Que nada se ha movido, Pero está descolocado. Y por la noche la lámpara ya no se enciende. Se oyen pasos por la escalera, Pero no son esos. La mano que pone el pescado en el plato, Tampoco es aquella que lo ponía. Hay algo aquí que no empieza A la hora de siempre. Hay algo que no ocurre Como debería. Aquí había alguien que estaba y estaba, Que de repente se fue E insistentemente no está. Se ha buscado en todos los armarios. | Se ha recorrido la estantería. Se ha husmeado debajo de la alfombra y se ha mirado. Incluso se ha roto la prohibición y se han desparramado los papeles. Qué más se puede hacer. Dormir y esperar. Ya verá cuando regrese, Ya verá cuando aparezca. Se va a enterar De que eso no se le puede hacer a un gato. Se irá hacia él Como si no quisiera, Despacito, Con las patas muy ofendidas. Y nada de saltos ni maullidos al principio. Wisława Szymborska |
Sobrevivir es cosa de 24 horas
Hay maneras mucho mejores
De perder el tiempo
que andar de bar en bar todas las noches
con gente que me es indiferente
y a la que no podría soportar
si no me emborrachase.
Perder el tiempo, por ejemplo,
Todas las mañanas
Con gente que me es indiferente
Y a la que me veo obligado a soportar
Sin nada con que poder emborracharme.
Roger Wolfe
Podrá faltarme el aire,
El agua,
El pan, sé que me faltarán.
El aire, que no es de nadie.
El agua, que es del sediento.
El pan… Sé que me faltarán.
La fé, jamás.
Cuanto menos aire, más.
Cuanto más sediento, más.
Ni más ni menos. Más.
Blas de Otero
Hombre de provecho
Me lo decía mi abuelito
Me lo decía mi papá
Me lo dijeron muchas veces
Y lo olvidaba muchas más.
Trabaja niño: no te pienses
Que sin dinero vivirás:
Junta el esfuerzo y el ahorro
Ábrete paso y ya verás
Cómo la vida te depara
Buenos momentos. Te alzarás
Sobre los pobres y mezquinos
Que no han sabido descollar.
La vida es lucha despiadada
Nadie te ayuda así nomás
Y si tú solo no adelantas
Te irán dejando atrás y atrás.
Anda muchacho: dale duro
La Tierra toda y el sol y el mar
Son para aquellos que han sabido
Sentarse sobre los demás.
Me lo decía mi abuelito
Me lo decía mi papá
Me lo dijeron tantas veces
Que lo he olvidado siempre más.
José Agustín Goytisolo
Hombre
Luchando, cuerpo a cuerpo, con la muerte,
al borde del abismo, estoy clamando
a Dios. Y su silencio, retumbando,
ahoga mi voz en el vacío inerte.
Oh Dios. Si he de morir, quiero tenerte
despierto. Y, noche a noche, no sé cuándo
oirás mi voz. Oh Dios. Estoy hablando
solo. Arañando sombras para verte.
Alzo mi mano, y tú me la cercenas.
Abro los ojos: me los sajas vivos.
Sed tengo, y sal se vuelven tus arenas.
Esto es ser hombre: horror a manos llenas.
Ser –y no ser– eternos, fugitivos.
¡Ángel con grandes alas de cadenas!
Blas de Otero
Pido la paz y la palabra
Pido la paz y la palabra.
Escribo
En defensa del reino
Del hombre y su justicia. Pido
La paz
Y la palabra. He dicho
“silencio”,
“sombra”, “vacío”,
Etc.
Digo
“del hombre y su justicia”
“océano pacífico”,
Lo que me dejan.
Pido
La paz y la palabra.
Blas de Otero
El último recurso
En los malos momentos, no os pongáis a llorar,
Porque os harán callar
Con la limosnita de un poco de pan.
En los malos momentos, decid que no entendéis.
Y, tras escuchar,
Decid, porque es verdad, que seguís sin entender.
Cuando os digan: “Caridad”, vosotros decid:
“Justicia”,
Porque pedís lo que es vuestro,
No descanso de conciencia para los que dormitan.
Cuando os digan que el problema va a estudiarse,
Salid gritando a la calle
Las razones que los justos llamarán irracionales.
Gabriel Celaya
POETA
Ni de tu corazón,
Ni de tu pensamiento,
Ni del horno divino de Vulcano
Han salido tus alas.
Entre todos los hombres las labraron
Y entre todos los hombres en los huesos
De tus costillas las hincaron.
La mano más humilde
Te ha clavado
Un ensueño…
Una pluma de amor en el costado.
León Felipe
Llegó con tres heridas
Llegó con tres heridas:
La del amor,
La de la muerte,
La de la vida.
Con tres heridas viene:
La de la vida,
La del amor,
La de la muerte.
Con tres heridas yo:
La de la vida,
La de la muerte,
La del amor.
Miguel Hernández
Fábula y moraleja
Dos soldados se amaban tiernamente.
Grababan en las balas las iniciales de sus nombres propios
Elegantemente entrelazadas
-quizá con un punto de cursilería-.
Intentaban de ese modo llevar su amor al corazón de
Todos los hombres,
Lo que estaban logrando
Con licencia de armas,
Perseverancia
Y buena puntería.
Aprendí de esta historia
Que a los hombres educados en el desprecio
Hasta el amor les sirve para expresar su odio.
Ángel González
Carpe diem!
La Noche comienza
indolente
al otro lado del ventanal.
Hora mágica,
de hechizos y encantamientos.
Tiempo fuera de todo tiempo:
una mirada,
una sonrisa,
un susurro,
desencadenan fulgores,
precipitan abismos.
Hora feliz,
para llenar el cofre
que nos dará abrigo.
Tras este crepúsculo
vestido de ámbar y lluvia de oro,
la noche extenderá su manto,
cómplice,
preparará la copa,
colmada de vino exquisito.
¡Carpe diem!
Manuela Serrano
Metafísico estáis
El tipo dijo
Con palabras elogiosas
Que en fondo
Le agradezco:
“… he aquí el milagro
De una lírica
Que se construye
En el vacío…”;
Y miré los muros
De esta casa
Que no es mía
Y no hallé cosa
En que poner los ojos
Que me ayudara
A pagar el alquiler.
Y tuve que darle
La razón.
Roger Wolfe
Advertencia
Yo no permito que nadie me diga
Que no comprende los antipoemas
Todos deben reír a carcajadas.
Por eso me rompo la cabeza
Para llegar al alma del lector.
Déjense de preguntas:
En el lecho de muerte
Cada uno se rasca con sus uñas.
Además una cosa:
Yo no tengo ningún inconveniente
En meterme en camisas de once varas.
Nicanor Parra
A propósito de escopeta
Hay que pavimentar la cordillera
Pero no con cemento ni con sangre
Como supuse en 1970
Hay que pavimentarla con violetas
Hay que plantar violetas
Hay que cubrirlo todo con violetas
Humildad
Igualdad
Fraternidad
Hay que llenar el mundo de violetas.
Nicanor Parra
El ápice
No te habrá de salvar lo que dejaron
Escrito aquellos que tu miedo implora;
No eres los otros y te ves ahora
Centro del laberinto que tramaron
Tus pasos. No te salva la agonía
De Jesús o de Sócrates o del fuerte
Siddharta de oro que aceptó la muerte
En un jardín, al declinar el día.
Polvo también es la palabra escrita
Por tu mano o el verbo pronunciado
Por tu boca. No hay lástima en el Hado
Y la noche de dios es infinita.
Tu materia es el Tiempo, el incesante
Tiempo. Eres cada solitario instante.
Jorge Luis Borges
Heces
Esta tarde llueve, como nunca; y no
Tengo ganas de vivir, corazón.
Esta tarde es dulce. ¿Por qué no iba a ser?
Viste gracia y pena, viste de mujer.
Esta tarde en Lima llueve. Y yo recuerdo
Las cavernas crueles de mi ingratitud;
Mi bloque de hielo sobre su amapola,
Más fuerte que su “¡no seas así!”.
Mis violentas flores negras; y la bárbara
Y enorme pedrada; y el trecho glacial.
Y pondrá el silencio de su dignidad
Con óleos quemantes el punto final.
Por eso esta tarde, como nunca, voy
Con este búho, con este corazón.
Y otras pasan; y viéndome tan triste,
Toman un poquito de ti
En la abrupta arruga de mi hondo dolor.
Esta tarde llueve, llueve mucho. ¡Y no
Tengo ganas de vivir, corazón!
César Vallejo
Elogio de la mala conciencia de uno mismo
El ratonero no tiene nada que reprocharse.
Los escrúpulos le son ajenos a la pantera negra.
No dudan de lo apropiado de sus actos las pirañas.
El crótalo se acepta sin problemas a sí mismo.
No existe un chacal autocrítico.
El tábano, la langosta, la tenia y el caimán
Viven como viven y así están satisfechos.
De cien quilos es el corazón de la orca
Pero no le pesa.
Nada más animal
Que una conciencia limpia
En el tercer planeta del Sol.
Wisława Szymborska
ES un hombre. Va solo por el campo.
Oye su corazón. Cómo golpea,
Y, de pronto, el hombre se detiene
Juventud del dolor. Crece la savia
Verde y amarga de la primavera.
Hacia el ocaso va. Un pájaro triste
Canta entre las ramas negras.
Ya el hombre apenas llora. Se pregunta
Por el sabor a muerto de su lengua.
Antonio Gamoneda
“¡Ah de la vida!”… ¿Nadie me responde?
¡Aquí de los antaños que he vivido!
La Fortuna mis tiempos ha mordido;
Las Horas mi locura las esconde.
¡Que sin poder saber cómo ni adónde
La salud y la edad se hayan huido!
Falta la vida, asiste lo vivido,
Y no hay calamidad que no me ronde.
Ayer se fue; mañana no ha llegado;
Hoy se está yendo sin parar un punto:
Soy un fue, y un será, y un es cansado.
En el hoy y mañana y ayer, junto
Pañales y mortaja, y he quedado
Presentes sucesiones de difuntos.
Francisco de Quevedo
En perseguirme, mundo, ¿qué interesas?
¿Es que te ofendo, cuando sólo intento
Poner bellezas en mi entendimiento,
Y no mi entendimiento en las bellezas?
Yo no estimo tesoros ni riquezas;
Y así, siempre me causa más contento
Poner riquezas en mi entendimiento
Que no mi entendimiento en las riquezas.
Yo no estimo hermosura que, vencida,
Es despojo civil de las edades,
Ni riqueza me agrada fementida,
Teniendo por mejor en mis verdades,
Consumir vanidades de la vida
Que consumir mi vida en vanidades.
Juana Inés de la Cruz
CUANDO se tienen treinta años
Y el amor no arraiga
en las macetas de tu terraza,
Hay amigos que se ven en la obligación
De traerte un nuevo esqueje del brazo
Con la esperanza florida
De que éste sí que cuaje
En tu limo,
Y todos felices y a comer perdices
En el bar de enfrente de casa
Como un cuento de Andersen.
Qué bonito.
Almudena Guzmán
Cerrar podrá mis ojos la postrera
Sombra que me llevare el blanco día,
Y podrá desatar esta alma mía
Hora a su afán ansioso lisonjera;
Mas no, d’esotra parte, en la ribera,
Dejará la memoria, en donde ardía:
Nadar sabe mi llama la agua fría,
Y perder el respeto a ley severa.
Alma a quién todo un dios prisión ha sido,
Venas que humor a tanto fuego han dado,
Médulas que han gloriosamente ardido,
Su cuerpo dejará, no su cuidado;
Serán ceniza, mas tendrá sentido;
Polvo serán, mas polvo enamorado.
Francisco de Quevedo
I (III- Análisis sintacto)
Es cierto, el silencio se creó
El día en que ni tú ni yo escuchábamos,
Un día que sin duda fue un domingo
-o un lunes, tanto da-
Y comprábamos pollo
-siempre comprando pollo-
Y en la cola dijiste exactamente
Nada,
Y yo en correspondencia contesté
Precisamente nada,
Y fue tanta la nada que hizo cola
Que llegamos a casa y nos dijimos .
Nada, muy despacito,
Para que se entendiera sin equívocos
Que juntos inventamos el silencio.
Y que aparte del precio de un paquete
De arroz y de un cadáver macilento,
Hacerlo no nos había costado
Nada.
Ben Clark
El género humano
Ni juntos suenan nuestros corazones más,
En la quietud total del universo,
Que ese frigorífico que oímos
En la noche latir
Desde una soledad cordial e insomne.
Ni siquiera la unión
De todos los afanes que alentamos
Lograría cambiar la forma de una nube.
La suma del amor de todos juntos
No podría salvar
La vida de un insecto agonizante
Ni impedir la soberbia de un tirano.
Nuestra historia es un cofre
De sangre y de ceniza.
El mar borra las huellas de los barcos.
El tiempo borrará nuestras estelas.
Felipe Benítez Reyes
Espacio a solas
El cuarto que agrupa mis objetos
Y mis hábitos, la impaciencia por
Establecer un orden entre las noches
Y las sábanas. Los libros, viejos
Recursos engañosos. La ropa, usada
Y extendida sobre la cama.
Todo el quehacer cotidiano de un cuerpo
Exaltado todavía por los sueños
Y por la consistencia de sus años.
Ese es el cuarto donde diariamente
Me visto y me desvisto de la vida.
Mónica Monteys
Los años olvidados
Esos objetos
Que cercan mi diaria costumbre:
La luz conocida de la lámpara,
El tacto familiar de la madera,
Los libros que me leen, el fuego
Que confirma el propio espacio
En donde dudo.
Todos ellos dispuestos
En orden y ternura, entretenidos
De por vida en esa vida mía
Ancha de límites y pronto
Memoria sola
De los años olvidados.
Mónica Monteys
La nada que sueña
Cuando se aman las tardes
O el espacio nuestro se ensancha
Como un día en el campo. Cuando
Se acercan tus años a la edad
De aquellos pueblos, prodigiosos y perdidos.
Cuando te descubro entre los árboles
Y se impacientan las ramas extendiéndose
Como una larga palabra en mis labios. Cuando
Todas las imágenes se disponen a reunirte
En ese día. Cuando la lluvia es densa
Y se suspende de los bosques. Cuando tú
Te aproximas y me alcanzas,
No temo ya el polvo perdurable, la colina
De mis hábitos, la nada que sueña
Y también muere.
Mónica Monteys
Escucho los ladridos, distintamente,
Pero nada sé de ese perro que arde
Ni del dibujo de su huella por la tierra abrasada.
Reconozco a los que lo han mirado
Frente a frente. Escucho sus historias.
He pasado varias veces la mano
Ante los ojos blancos desde entonces
Y he sentido una llama calentarme los dedos.
Pero yo sólo escucho los ladridos.
Incluso cuando salen de mi boca.
Nada sé de poesía.
Vanesa Pérez-Sauquillo
Lo amargo era la piel.
No lo profundo.
Y tenías que morderla hasta su centro,
Hasta sentir la muerte
Batiendo en la pared de la garganta,
Para encontrar un poco de dulzor.
No lo profundo.
Vanesa Pérez-Sauquillo
Balada de la estrella
Estrella, estoy triste.
Tú dime si otra
Como mi alma existe.
-Hay otra más triste.
Estoy sola, estrella.
Di a mi alma si existe
Otra como ella.
-Sí, dice la estrella.
Contempla mi llanto.
Dime si otra lleva
De lágrimas manto
-En otra hay más llanto.
Di quién es la triste,
Di, quién es la sola,
Si la conociste.
-Soy yo, la que encanto,
Soy yo, la que tengo
Mi luz hecha llanto.
Gabriela Mistral
Utopía Oligofrénica
Ven, ruiseñor, no temas tu mudez.
Tampoco el rosal ha florecido,
y yo tan solo soy un niño profano.
Alguna vez fue tarde,
alguna vez perdimos un minuto,
pero hoy la acumulación no se acumula,
y nuestro tiempo inocente se dilata.
La quiebra de este sol es negociable;
el verso también oculta una alegría,
y la canción musitada ante la hoguera
quizá en algún momento pueda ser compartida.
Ya sé que no estoy loco; renuncié.
La locura es afrenta y compañía,
pero entre muros sordos también es cobardía.
Ven, ruiseñor, no temas tu mudez.
No voy a pedirte nada a cambio,
ni siquiera tus alas.
No las necesito.
Si vienes, me tendrás y te tendré.
¡Loco niño profano!
¡Deja de jugar con los cadáveres
de los pájaros que cayeron del nido!
Augusto Blasborg
Mi árbol tenía
sus ramas de oro.
Un viento envidioso
robó mi tesoro.
Hoy no tiene ramas.
Hoy no tiene sueños
mi árbol callado,
mi árbol pequeño.
Antonio García Teijeiro
HOMENAJE A LAS HERMANAS
A veces, las mujeres que admiro lloran.
Lloran polen, lloran piedra, lloran plumas caídas de estornino débil
y aceite quemado sobre la arena gris.
Lloran porque no encuentran
el hilo del buen amor,
lloran porque su voz no es una columna de mármol,
lloran por el peso del río.
Hay mujeres que admiro y no conozco y a veces lloran.
Supongo que también les arden bulbos en las entrañas y tienen en el jardín tumbas de cedro.
Otras mujeres llevan
el fardo prieto de veinte siglos sobre los hombros.
No tienen mucho tiempo para llorar, pero a veces,
manantiales y pozos y olas se les caen a las manos.
El charco repta lentamente, llega al mar de los charcos de antaño.
Se evapora, llueve.
Lustrosas espigas se hinchan
en un huerto de otra parte.
Laura Casielles