El tiempo es opcional, puede adaptarse y terminar en cualquier momento o puede ser muy rápido.
Grupo: más de 8 personas, y se puede jugar en grupos de hasta 50.
Espacio: un espacio amplio, interior o exterior, y despejado. Hay que correr.
Material: un balón blando que no haga daño.
Dinámica: no hay equipos, se juega contra todas las demás personas. El objetivo es ser el último que queda en pie.
Se comienza con todo el mundo disperso por el espacio delimitado, del que no se puede salir. Se lanza el balón hacia arriba y quien lo coja tiene que lanzarlo al resto.
-La persona que reciba el impacto directo del balón (sin rebotes previos en suelos o paredes), tiene que agacharse; si el mismo lanzamienzo golpea a varias personas, todas tienen que agacharse; si se intenta coger el balón y este cae al suelo, también hay que agacharse.
-El balón sigue su curso hasta que lo coge una persona que está en pie, y repite la operación de lanzar para eliminar. No se puede pasar el balón a nadie mientras se está en pie. No hay amistades ni alianzas.
-Si una persona que está agachada intercepta el balón o lo toca, tiene dos alternativas: bien se levanta y lo lanza para eliminar a otras, bien se lo pasa a otras personas que están agachadas (una vez que se levante, ya no puede pasarlo). Solo entre personas agachadas puede pasarse el balón. Todas las que lo toquen quedan salvadas y se levantan.
-No se puede disputar el balón, ni quitárselo a otra de la mano, ni darle con el pie, ni pedirlo. Quienes hagan esto quedan eliminados y se tienen que agachar.
-Durante el juego no se puede utilizar a otras personas de escudo.
El juego termina cuando solo queda una persona en pie (o cuando se decida antes que eso).
Es un juego muy divertido que se puede adaptar con facilidad. Aunque no lo parezca en un principio, por evitar las alianzas, la parte de salvación depende enteramente de la solidaridad del resto en múltiples momentos y alianzas diversas y cambiantes, por lo que ayuda a consolidar el grupo.