El Carnaval en la parroquia de Santo Toribio, instaurado por la asociación Nueva Unión en los años 80 (en 1984 salió el primer pasacalles, sin autorización municipal), y luego fomentado también por el grupo cultural Mies y Barro, ha sido una tradición fundamentada en el compromiso de las personas participantes y la calidad de los disfraces y de los elementos que los acompañaban, inspirados por Lorenzo desde muchos años atrás.
Por otro lado, los grupos juveniles como La Golondrina o los de apoyo escolar y ocio han seguido el camino trazado por los mayores.
Este año, después de dos años en los que la pandemia impidió la celebración normal del pasacalles, el barrio de las Delicias ha vuelto a ver sus calles llenas de disfraces y música (véase la entrada en Red Delicias), y el grupo de ocio de los viernes (que agrupa a los del ocio de después de apoyo escolar que se llevan a cabo de lunes a miércoles) ha querido preparar también su disfraz.
Propusimos pensar un tema común y, de varios que fueron surgiendo a lo largo de una semana entre los grupos, «Hotel Transilvania» fue el que decidimos. Además de que nos hacían gracia los personajes, pensábamos que podíamos trabajar muchos temas, como la convivencia y la inclusión, que es una preocupación constante en nuestro barrio multicultural, del que nuestro grupo es una buena muestra.
En realidad, son más de cuarenta personas las que intervienen en estos grupos, pero la mayoría de la gente más mayor decidió desde el principio que no iban a disfrazarse, aunque si contribuirían y ayudarían al resto, de modo que se implicaron sobre todo en la construcción de un «Hotel Transilvania».
Las dos primeras semanas fueron un caos, hubo que pensar en los materiales, los disfraces, siempre nos faltaba algo, la fecha se veía muy lejana, había más ganas de jugar con las compañeras y los compañeros que de ponerse manos a la obra… En realidad, ha sido un aprendizaje, cuyo camino apenas estamos empezando.
Pero, muy lentamente, las cosas fueron tomando forma. Aquí tenemos la primera estructura del hotel:
Poco a poco fue concretándose:
Después, ya solo quedaba probar nuestro hotel rodante, a ver cómo se portaba en la calle:
¡Perfecto!
Aprovechamos el penúltimo día para hablar del carnaval, no solo como la fiesta vinculada al calendario cristiano, sino como experiencia popular de rebeldía, de diversión, de ruptura de la cotidianeidad, cuyas raíces podemos seguir hasta las fiestas griegas y romanas. La mayoría no conocía las charangas ni las chirigotas, así que explicamos lo que eran.
A nuestro nivel, también ensayamos una canción, escrita por el compañero Anthony, para amenizar el recorrido durante el desfile. Costó conseguir trabajar en equipo, muuucho, pero finalmente ensayamos y salió bien (con el ritmo de «We will rock you», por si sirve).
Juntos celebramos el carnaval para así poder disfrutar, Hotel Transilvania aquí está, esto sí que es original. ¡Todas somos monstruas! ¡Mostruos! ¡Monstruas! ¡Monstruos! ¡Todos somos monstruos! ¡Monstruas! ¡Monstruos! ¡Monstruas! Las Delicias hoy está de fiesta junto a la parroquia de Santo Toribio, unidos en la diversidad esto nos hace ricos de verdad, ¡Todas somos monstruas! ¡Mostruos! ¡Monstruas! ¡Monstruos! ¡Todos somos monstruos! ¡Monstruas! ¡Monstruos! ¡Monstruas!
Llegó el día y, por supuesto, ya con todo ensayado y preparado, mil detalles y cambios: las mayores y los mayores deciden que quieren unirse al desfile, pero sin disfrazarse. Eso no puede ser, al menos que lo intenten: así que finalmente salimos un grupo heterogéneo de Hotel Transilvania en cuyas filas aparecen cerca de una veintena de vampiras y vampiros, vestidos con modernas ropas negras y un hilillo rojo que les sale del labio… se ven incluso algunas capas improvisadas con bolsas de basura.
Y cuando por fin salimos… ¡empieza a llover! Bueno, las capas de plástico no nos van mal.
El pasacalles es lento, nos paramos varias veces a cantar la canción, y llegamos al parque de la Paz, donde no nos dan ningún premio y nos mencionan por equivocación, ¡qué chasco! Bueno, enhorabuena a quienes han ganado y otra vez será. Nos encontramos con muchas amigas y muchos amigos que participan en Santo Toribio pero que no se animaron a participar en el desfile y, sin embargo, se han acercado al parque para disfrutar de la música.
¡Y vuelve la lluvia! ¡Y el granizo! Menos mal que ya hemos bailado y reído, así que regresamos a Santo Toribio, nos tomamos la merienda y reflexionamos sobre lo que ha sido el proceso, con sus pros y sus contras, con lo que hemos aprendido y lo que nos queda por aprender.
Delicias está de fiesta, ¡hagamos barrio!