ELE con adolescencia en 2023 en Santo Toribio

ELE con adolescencia en 2023 en Santo Toribio

Mientras nuestras políticas de la Junta de Castilla y León, en una reciente reunión con el Ayuntamiento de Valladolid y Red Delicias, afirmaban que la adolescencia con necesidades de español en los centros de secundaria está perfectamente atendida, solo en el último mes hemos multiplicado por tres los grupos de estas edades que atendemos en Santo Toribio.

Y no solo con alumnado escolarizado, sino que atendemos alumnado que todavía está en espera de serlo, mientras se orienta para hacer el papeleo o este se resuelve en la Consejería de Educación (que no suele tardar en asignar centro, es cierto).

Me parece que alguien no es consciente del número de personas que llegan cada curso al barrio desde hace dos, de que nos movemos en una situación que cambia cada mes, que si no se atiende en el momento de la llegada, genera problemas que se cronifican, sobre todo la falta de confianza, de motivación, la sensación de invisibilidad, de molestia o incluso de rechazo. Hay que actuar, y hay que hacerlo con profesionales que sepan orientar en el aprendizaje y que sepan entender las necesidades de idioma y las de la edad. Cada vez que voy a los centros y converso con el profesorado que está haciendo lo que puede en situaciones que les desbordan, la conclusión es más clara: se necesita una acción contundente de atención a la vulnerabilidad idiomática a menores y a sus familias.

En algunas ocasiones, alguna lumbrera disconforme con este análisis me habla de tal y tal caso que sí «se integra» y saca el curso con normalidad. Tal y tal caso que por lo general conocemos desde antes de que se les asignara al centro en cuestión, y que, efectivamente, no necesita apoyos especiales, tampoco en matemáticas; ¿eliminamos entonces al profesorado de mates, ya que tal y tal caso no parecen necesitarlos? Entiéndase la ironía, que por las altas esferas seguramente les parece una ideaza.

¿Por qué no hablamos de las personas que llegan dominando dos idiomas y con nociones de otro, de manera oral porque no están alfabetizadas? ¿Por qué no nos hablan de las personas adolescentes que un año después siguen sin estar alfabetizadas? ¿De las que al mes ya se quieren volver porque se sienten desatendidas? ¿De las que llegan a las sesiones después de dos o tres meses en Valladolid, en educación formal, y que apenas saben presentarse? Esos casos al parecer no existen, o no son referentes, o son problemáticos (entendiendo esto como que son el problema, y no que la falta de acogida les ocasiona problemas, claro).

Y conste que este análisis se hace desde la práctica del día a día, no desde la teoría ni pedagógica ni filológica, ni siquiera socioeducativa. Sí, escuchamos, buscamos, hacemos propuestas, pero sobre todo esperamos respuestas (al menos, una propuesta de solución que podamos discutir) de quien tiene la responsabilidad institucional de darla. Como vecinas y vecinos del barrio, conocemos y asumimos nuestra responsabilidad social para favorecer la convivencia. Ahora es el turno de las instituciones.

Y rápido, que ni podemos, ni queremos ni vamos a esperar en silencio.

Seguimos haciendo barrio (o intentándolo).

(Pongo algunos documentos que son con los que trabajamos vocabulario y conversación los primeros días. Sin más).

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