Un día de Delicias. Narración corta

Publicado originalmente en delicias de letras

La vida en el barrio más populoso de Valladolid no cabe en unas líneas. Decenas de miles de personas vivimos aquí, residiendo, trabajando, estudiando, paseando, encontrándonos con familiares y amistades, haciendo voluntariado… Entre todas esas personas construimos la vida del barrio, lo mejor y lo peor.

Las presentes palabras pretenden articular un relato más bien costumbrista, pero también propositivo, en el sentido de que, entre la cotidianidad de las acciones de sus personajes –que no existen en la realidad como tales, la inmensa mayoría son mezclas siempre inferiores a las personas originales, por las cuales solo puedo sentir cariño y admiración ante su trabajo y su calidad humana–, refiere algunos procesos o actividades que no han tenido lugar, pero que podrían existir.

He escogido, porque hasta cierto punto lo conozco, el voluntariado y el activismo en el ámbito de algunas asociaciones socioculturales que desarrollan su trabajo en Delicias, un trabajo cotidiano e ilusionante por la transformación social. Por supuesto, esto solo recoge una parte mínima, realmente pequeña de todas las actividades, los procesos, los proyectos que se llevan a cabo, las dificultades que presenta dentro del desconocimiento y la indiferencia generales. Pretende romper el hielo para que otras personas recojan el testigo y se animen a visibilizar sus experiencias, «válidas y valiosas» –para expresarlo con las palabras de Alejandro Delgado, del que tanto aprendo–.

La Covid-19 ha modificado en el 2020 nuestro modo de actuar y de relacionarnos, pero poco a poco vamos recuperando en parte la labor cotidiana, adaptándola como podemos a las normas de protección individual y social, aunque aún nos afecta en lo más íntimo, nos altera los procesos y nos desconcierta. Pero no nos detiene. Delicias es y debe seguir siendo un barrio vivo, donde las diferencias puedan solventarse mediante el acercamiento y la convivencia; los factores negativos, detectados, combatidos y atenuados; los positivos, potenciados y festejados como los éxitos que son.

Quiero reiterar que todo lo relatado es ficción, no constituye una crónica de un día real, responde a un intento de propuesta literaria sencilla y sin pretensiones; los errores son solo míos.

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